Movimientos Literarios de la República Dominicana
Literatura de la República Dominicana hace referencia a las obras escritas en el país o fuera de él por escritores. Aunque sólo puede hablarse con rigor de literatura dominicana en relación a las obras escritas tras la Independencia Dominicana (independencia del país), se acostumbra incluir la producción literaria de la época colonial. La literatura de República Dominicana continúa en flujo y en busca de mayor proyección dentro y fuera del territorio nacional, aunque los autores dominicanos han cultivado las variadas manifestaciones del quehacer literario, reflejando en sus obras la mezcla de elementos españoles, africanos e indígenas que se da en el Caribe y la influencia de sucesivas emigraciones por motivos políticos y económicos.
La poesía, la novela, el cuento, el ensayo y la historia han expresado el discurrir político, social y económico del país que desde la hazaña del descubrimiento se ha impregnado de múltiples corrientes de pensamiento, sobre todo europeas y estadounidenses inicialmente, y del lejano oriente en las producciones de algunos escritores de finales del siglo XX. La poesía ha tenido exponentes prominentes. El siglo XIX fue uno de los que más robusteció el género, aunque el siglo XX fue todavía más prolífico y significó la evolución hacia su madurez, con el surgimiento de las vanguardias.No fue sino hasta finales del siglo XIX cuando apareció la primera colección de poesía “La lira de Quisqueya” y cuando se forjan los primeros poetas de importancia. Del XIX, cabe seleccionar a Salomé Ureña Díaz, a José Joaquín Pérez y a Gastón Fernando Deligne como voces importantes, que muestran una dedicación central en la poesía, el pensamiento y la reelaboración de un sentido estético.La poesía dominicana viene a tener cierta difusión durante el periodo del modernismo, donde se destacan una gran cantidad de poetas, entre los que sobresale de manera significativa Fabio Fiallo, quien también contribuyera con importantes cuentos. Así que, no solo en la poesía sino en la prosa, la participación dominicana en el modernismo es significativo. Al malogrado autor Federico Bermúdez cabe tener la fuerza poética para dejar atrás la escuela de Darío, con “Oro virgen” y “Los humildes”; entrada la década del treinta aparecen otros poetas de alcances mayores en las letras hispanoamericanas.
El cuento ha tenido más trascendencia que la novela.[cita requerida] El aporte de Juan Bosch, maestro del género en Hispanoamérica, ha sido fundamental. El escritor y político escribió tres significativas colecciones de cuentos tituladas Cuentos escritos antes del exilio, Cuentos escritos en el exilio y Más cuentos escritos en el exilio.
Durante décadas, los intelectuales dominicanos han tenido en el ensayo un escenario que han ampliado y desarrollado con talento. Destacan los ensayos políticos de los independentistas, los conservadores y los restauradores. Uno de sus mejores exponentes en la arena internacional fue don Pedro Henríquez Ureña, reconocido autor de ensayos académicos sobre temas literarios.
En la República Dominicana la poesía es el género más cultivado. Sus rastros se encuentran en los días de la colonia. La falta de desarrollo económico, el aislamiento impuesto por los ataques de las potencias europeas a España y el sistema de navegación, hicieron de la isla un lugar de escaso desarrollo comercial y por ende cultural. Vino a salir de su marasmo luego de la Revolución haitiana, pero las élites no pudieron desarrollar su capacidad económica en una ciudad letrada de avanzadas. Son contados los criollos dominicanos que estudiaron en Europa y que tuvieran una presencia significativa, además del clérigo Sánchez Valverde, ningún otro fue capaz de incidir con sus ideas en la vida de la región.
Puede ser descrita la poesía dominicana desde dos metáforas usadas por Heidegger: el suelo y la tierra. Toda la gran poesía dominicana ha tendido una relación mayor entre la tierra y el cielo y se ha separado del corazón, de los sentimientos, del amor. En el modernismo era la hiperestesia humana, en los poetas posmodernistas tenemos la tierra, como relación problemática del hombre con su entorno. Fue Domingo Moreno Jiménez quien, en la década de 1920, siendo un cronista de expresión sentimental sobre la tierra, une la poesía y a la espiritualidad. El corazón es entonces puesto en la tierra, en la poesía de Moreno Jiménez, que busca un lenguaje más coloquial y se aleja del retoricismo, de la poesía como artefacto que Darío encumbró.
Con una visión socializante, con un ritmo que pedía un escenario, llegó Pedro Mir, el más centrado en la tierra, que olvida por completo el cielo. Coloca la poesía en la boca de todos. Es el poeta social, portavoz del pueblo, continúa con ‘los humildes’ de Federico Bermúdez. Mir une la vida a la poesía, transforma el lenguaje modernista, el instrumental de Darío, con la finalidad de construir una sinfonía social. Es el poeta político por antonomasia: tierra, ágora y polísse unen en su decir. Tiene la dimensión nacional, la caribeña y la latinoamericana. Juega en la frontera de los imperios
El Vedrinismo
Tendencia literaria responsable de la introducción del verso libre a la poesía dominicana. El Vedrinismo no debe considerarse como un movimiento literario en sí, ya que los vedrinistas no elaboraron ni desarrollaron un plan de trabajo definido como lo hicieron los demás movimientos anteriores y posteriores a éste. Vigíl Díaz, su creador, se limitó a la búsqueda de una transformación formal en la poesía mediante la utilización del verso libre, olvidándose de que casi todo lo que se escribía en la Re-pública Dominicana en aquel momento estaba íntimamente ligado al modo de pensar europeo.
Tendencia literaria responsable de la introducción del verso libre a la poesía dominicana. El Vedrinismo no debe considerarse como un movimiento literario en sí, ya que los vedrinistas no elaboraron ni desarrollaron un plan de trabajo definido como lo hicieron los demás movimientos anteriores y posteriores a éste (Contín, 1983). La estadía de Vigil Díaz en Francia lo puso en contacto con escritores vanguardistas que abogaban por el rompimiento total de las formas poéticas europeas vigentes, de quienes absorbió los modelos poéticos que posteriormente introdujo en la literatura dominicana. Así lo expone en la introducción a su libro Galeras de Pafos: "Yo he tendido, por supervisión instintiva, a realizar la ambición de que habla Baudelaire a Arsenio Houssage a la ambición de soñar con una prosa poética, musical, sin ritmo ni rima, bastante flexible y bastante trunca para adaptarse a los movimientos líricos del alma, a las ondulaciones del sueño y a los sobresaltos de la conciencia.
"El origen de la palabra Vedrinismo, según Manuel Rueda, es como sigue: En 1912 ocurrió la muerte del aviador francés Jules Vedrin, cuyas hazañas aéreas conocidas como Looping the loop, más un vuelo realizado por éste entre París y Madrid, le habían dado fama en su Francia natal. Virgil Díaz, suponiendo que su recién estrenado modo de escribir poesía tenía semejanza con los actos acrobáticos de Vedrin, no vaciló en bautizar su nuevo estilo con el apellido de dicho artista, de donde se deriva la palabra Vedrinismo. Pero esa explicación no fue lo suficientemente convincente como para lograr que su proyecto ganara adeptos. En consecuencia, él mismo tuvo que asumir el rol de dirigente, miembro único y simpatizante del Vedrinismo. Con eso Vigil Díaz no estaba saliéndose de la práctica común de la Europa de aquellos días, donde era prácticamente imposible encontrar movimientos vanguardistas cuyos nombres tuvieran explicaciones lógicas y convincentes capaces de trascender las aspiraciones personales de sus creadores.
Algunos de los movimientos vanguardistas lograron proyectarse fuera de sus entornos geográficos; otros, generalmente los más localistas, quedaron sólo como patrimonios nacionales, y los más egocéntricos apenas sirvieron para satisfacer el ego de sus propulsores. A este último grupo pertenece el Vedrinismo. El siguiente juicio de Vigil Díaz así lo confirma: "Siempre me he empeñado en no perder el pensamiento y la palabra que me da con lealtad y exactitud la medida de mi sensibilidad, mi música íntima, la conservación intacta de mi yo..." Vigil Díaz no elaboró ningún tipo de proclama ni de manifiesto ni tampoco propuso un programa de grandes aspiraciones, como era propio de los vanguardistas.
Los ideólogos de los mismos siempre encontraron cómo justificar sus ingeniosas y audaces pirotecnias formales y verbales. Ni los cubistas(Francia, 1906), transformadores de la plástica y de la literatura por un largo período; ni los futuristas (Italia, 1909), con los revolucionarios y, ocasionalmente, crueles planteamientos de Marinetti; tampoco los expresionistas (Alemania, 1910), que trataron de llegar alcanzarla más profunda esencia humana por medio de casi todas las manifestaciones artísticas; ni mucho menos los dadaístas (Suiza, 1916), encabezados por Tristán Tzara y quien consobrada solemnidad decía que Dadá no tenía ningún significado, pudieron dar explicaciones verosímiles sobre los nombres de sus movimientos. Algunos de los movimientos vanguardistas lograron proyectarse fuera de sus entornos geográficos; otros, generalmente los más localistas, quedaron sólo como patrimonios nacionales, y los más egocéntricos apenas sirvieron para satisfacer el ego de sus propulsores. A este último grupo pertenece el Vedrinismo. El siguiente juicio de Vigil Díaz así lo confirma: "Siempre me he empeñado en no perder el pensamiento y la palabra que me da con lealtad y exactitud la medida de mi sensibilidad, mi música íntima, la conservación intacta de mi yo..." Vigil Díaz no elaboró ningún tipo de proclama ni de manifiesto ni tampoco propuso un programa de grandes aspiraciones, como era propio de los vanguardistas. El planteamiento estético o lo que podría considerarse como tal está condensado en los siete párrafos que componen el prólogo de Galeras de Pafos.
El modernismo afronta su primer flagelo en 1917, cuando se inicia el primer movimiento renovador de la poesía dominicana, el 10 de noviembre de 1917 con el poema “Arabesco”, se inicia en la revista “La primada de América”, el vedrinismo, comandado por Otilio Vigil Díaz, único representante (por lo menos hasta el lapso que se considera duró el vedrinismo), pues mucho tiempo después se uniría a esta tendencia Zacarías Espinal, como el único adepto del vedrinismo, quien cultivó una poesía letrista basada en sonoridades.
El vedrinismo no recibió apoyo del vulgo para trascender, pues era un movimiento atrevido para lo que el crítico estaba acostumbrado a escudriñar, y también porque fue la primera renovación en toda Latinoamérica, por lo que era algo novedoso desde toda perspectiva; hay que resaltar que en ese contexto el país estaba más atento a la situación político-social, ante una inminente ocupación norteamericana. Sin embargo, el vedrinismo tiene un mérito insoslayable en la literatura dominicana, especialmente en la poesía, es la introducción del verso libre y por tanto de la vanguardia, elementos que marcaron la modernidad poética en nuestra literatura. Los textos más representativos del vedrinismo fueron: “Galeras de pafos”, “Góndolas”, “Miserere patriótico” (Candelier, 2013).
Postumismo
Movimiento literario aparecido en Santo domingo en 1921. El Postumismo cambió radicalmente el sentido del discurso poético dominicano. A partir de éste se comenzó a hablar de poesía dominicana tradicional y de poesía dominicana moderna, debido a que los postumistas pusieron en práctica una nueva forma de poetizar la realidad dominicana. El Postumismo ha sido definido por los mismos postumistas y, también, por sus detractores. Domingo Moreno Jiménez, iniciador y líder principal del grupo, lo interpreta como una actitud del espíritu expresada por medio de un acento emocional.
A pesar de lo que se diga, la recepción del postumismo fue casi masiva en los círculos literarios de la capital, Santiago, San Pedro de Macorís y El Seibo, un apostolado mesiánico llevó a Domingo Moreno Jiménez, a otros miembros prominentes y adeptos del grupo (Céspedes, 1985).
En Domingo Moreno Jiménez: apóstol de la poesía, José Rafael Lantigua expresa que "el Postumismo es fuente creadora, manantial de convicciones claras, quizás no muy precisas, pero sí evidentemente diáfanas. Nada de ocultamientos, ni de malabarismos. Creación hacia un fin determinado, con el que da la naturaleza misma".El Postumismo descubre de un modo amplio, por primera vez, la tierra dominicana, el sentido racial y el sentido morfológico de nuestra realidad.
El realismo no está ahora determinado por unas normas preceptivas ni por modelos a los cuales hay que ser fiel, sino por el impulso del alma del poeta en contacto directo con la realidad nativa".
El Postumismo apareció en marzo de 1921, cuando la revista Cuna de América, bajo el título de Postumismo, dedicó un número completo a la divulgación de un conjunto de poemas que se apartaban radicalmente de las normas y los patrones vigentes del quehacer poético dominicano. Seis años después, en 1927, apareció la revista El día estético, órgano de difusión del grupo. La reacción de los intelectuales de entonces fue inmediata pues sintieron que ese "pozo negro de la poesía dominicana", como irreverentemente denominó Patín Maceo al Postumismo, además de cuestionar la castidad y la pureza de la poesía que se había escrito en el país, ponía en peligro el futuro de las letras nacionales.
Los poetas postumistas pertenecían, pues, a la avanzada cultural de una importante red de activistas político-ideológicos que, durante la Ocupación y después de esta, se dedicaron a realizar un intenso e intensivo trabajo de consolidación del campo nacionalista en todo el país. Desde este punto de vista, casi parece lógico que la publicación del “Manifiesto postumista” haya tenido lugar el mismo año de la fundación de la Asociación Literaria Plus-Ultra, la cual inició sus actividades, bajo la dirección de Manuel Arturo Peña Batlle, el 20 de noviembre del mismo año de 1921. Y como nos lo recuerda Paulino: Algunos de los miembros de Plus-Ultra pasaron al Paladión a partir del momento en que sus integrantes, encabezados por Peña Batlle, se integraron al Partido nacionalista de Américo Lugo.
En el mismo año l92l, en el prólogo, Andrés Avelino dio a la publicidad el manifiesto postumista preparado por él. El documento, de unos veinte postulados, anunciaba, según los postumistas, la ruta que debía seguir la poesía dominicana a partir de ese momento. A pesar de que en el primer número de El día estético aparecieron los nombres de Vigil Díaz, Francisco Ulises Domínguez, Federico Lora, Luis Mota y Tulio Pina, el Postumismo creció alrededor de tres figuras claves: Domingo Moreno Jiménez, Rafael Augusto Zorrilla y Andrés Avelino, quienes se reunían en la Colina Sacra, nombre con que fue designado el hogar de Domingo Moreno Jiménez, a discutir los planes de trabajo e intercambiar sus escritos.
La revalorización de la obra de importantes figuras dominicanas (Domingo Moreno Jiménez, Héctor Incháustegui Cabral, Pedro Mir, etc.) que nos hemos visto obligado a emprender obedece a que la crítica para la que ellos fueron sujetos no aplicó los instrumentos de medición apropiados para situar su producción en su justo valor y no deseamos que algo similar ocurra ahora con nosotros (Francisco, 1969).
De los tres sólo Moreno Jiménez continuó los lineamientos poéticos postumistas. Para desarrollar un amplio y ambicioso programa de difusión de sus ideas innovadoras Moreno Jiménez se apoyó en el acápite marcado con la letra G del manifiesto postumista, que dice: "Los poetas no seguirán siendo seres privilegiados y desconocidos de la multitud, camino del ensueño, sino seres videntes, camino de la verdad, pensadores y filósofos". Con esa convicción y el título de Sumo Pontífice, Moreno Jiménez inició una larga caminata que lo llevó por casi todos los rincones del país. De ese modo el Postumismo se convirtió en un movimiento de amplia difusión y ganó seguidores en todo el ámbito nacional. A partir de entonces Postumismo y Moreno Jiménez se convirtieron en sinónimos.
La concepción ética de la vida en Moreno Jiménez no es solamente la ética del cristianismo pregonado por Jesucristo sino que las sentencias que adopta tienen el rasgo de ser universales y propias de todas las religiones que tienen por estrategia la conciliación y la reconciliación de los sujetos en torno al mantenimiento del orden natural y divino» (Céspedes, 1985).
Un sector de los dominicanos históricamente cómplice del poder extranjero se acomodó a la nueva situación y desde 1916 comenzó a disfrutar de las migajas del poder foráneo, pero otros no. La respuesta a la dictadura militar, que llevó a Américo Lugo, a Fabio Fiallo y a Francisco Prats-Ramírez a la cárcel, para solo citar a tres ejemplos, fue la organización de agrupaciones políticas y culturales nacionalistas que integraron a los sectores anti-intervencionistas: la Unión Nacional Dominicana, la Junta Nacionalista, el Movimiento Postumista, Plus Ultra y el Paladión fueron algunas de ellas.
"Todavía no nos cansamos de admirar a Domingo Moreno Jiménez, quien tuvo la osadía de incluir por primera vez en la poesía culta dominicana elementos de nuestro diario vivir teñidos de correspondiente color criollo”.
Los postumistas rompieron con el verso de medida pareja, con las combinaciones aceptadas en las medidas dispares, con la colocación de los acentos que se consideraba buena, con las estrofas hasta ese momento usuales, y con la rima. Renegaron a las posibles ordenaciones de versos que hubieran logrado pasar y en general con todo lo que ya era tradicional en la manera de trovar", El Postumismo "trae grandes cambios a la poesía dominicana enriqueciendo su temática y afanándose en re-descubrir nuestra realidad ambiental, reflejándola en un estilo desacostumbrado" "No obstante sus fallos, el Postumismo ofrece ciertos criterios vigentes en la poesía contemporánea universal.
La poesía sorprendida
Al llegar a la década del cuarenta la antigua ciudad de Santo Domingo de Guzmán ha sido sustituida por el nombre de Ciudad Trujillo. En honor al dictador y sus calles y parques principales bautizados de nuevo, honran a los hijos y parientes del Generalísimo. Las costas caribeñas infectadas de submarinos alemanes, no permiten que se olvide que en un lugar no tan remoto el mundo se desangra en una lucha violenta.
La dictadura trujillista se encontraba en el apogeo de su poder y su gobierno controla todos los aspectos de la vida dominicana. Se vivía un clima espantoso y un momento verdaderamente difícil, en particular, apresa el intelectual dominicano, que no puede escapar de este ambiente de opresión moral y material. No obstante, los primeros años del decenio se caracterizan por una incesante producción literaria de obras de primera calidad como Poemas de una sola angustia, Compadre Mon, Trópico negro, y Yelidá.
El mundo dominicano en esta época recibe el estímulo de una colonia de republicanos españoles exiliados que se integran a la vida cultural del país. Entre ellos se destacan Vicente Lloréns Castillo, catedrático de filosofía y literatura española, discípulo de Menéndez Pidal Segundo Serrano Pónsela, poeta y editor de la revista Panorama en Santiago de los Caballeros y colaborador a La poesía sorprendida.
Moreno Jiménez apareció en los primeros números de la revista La Poesía Sorprendida, No obstan-te, desde la reunión inicial para la formación de dicho grupo, éste fue excluido del mismo. Baeza Flores y Lebrón Saviñón se reunieron con Franklin Mieses Burgos, Freddy Gatón Arce y el poeta y pintor español Eugenio Fernández Granell y, bajo el lema de "Poesía con el hombre universal", dejaron formalmente constituido el grupo.
Alberto Baeza Flores y su importancia en las letras dominicanas.
En el 1843, Baeza Flores llega a la vieja capital colonial como agregado a la Delegación Chilena. Trae consigo un gran entusiasmo y una colección de revistas y manifiestos surrealistas que está ansioso de compartir. Baeza Flores asiste a una de las conferencias de la Sociedad Alfa y Omega y logra entablar amistad con el joven poeta y estudiante de medicina Mariano Lebrón Saviñón, poeta negrista. Baeza quedo profundamente impresionado por su juventud y la calidad de sus versos, se acerca a él.
Es a partir de este momento en que la poesía dominicana a través de esta generación de poetas comienza a abrir sus puertas a las literaturas europeas. Ya los grupos La Cueva conocen la poesía de la generación del 2 y hay un vivo interés en el romance.
Varios entre ellos Mariano Lebrón Savinón leen el francés y el inglés y su biblioteca necesaria incluye los maestros franceses simbolistas y los surrealistas.
La poesía sorprendida se percibe como producto de preocupaciones internas e individuales. La esencia poética, además, se le escapa a la palabra que muchas veces debe permanecer muda para poder recogerla. Entonces los poetas comienzan a preocuparse por las limitaciones que ofrece el lenguaje.
Desde el principio los sorprendidos presentan una estética que se aleja del postumismo, preocupado desde sus orígenes por establecer la naturaleza poética de los elementos y el habla más humilde dominicana.
La Poesía Sorprendida publica su primer número en octubre de 1943. Desde su nacimiento la revista declara su intención de abrir las puertas de las letras dominicanas a la tradición literaria mundial Estamos por una poesía nacional nutrida en lo universal, única forma de ser propia; con lo clásico de ayer, de hoy y de mañana; con la creación sin límites, sin fronteras y permanente; con el mundo misterioso del hombre, universal, secreto, solitario e íntimo, creador siempre.
Aída Cartagena de Portalatín. La voz femenina de La Poesía Sorprendida Conocida como la Ilustre escritora. Nació en Moca, República Dominicana en 1918. Poeta, novelista y cuentista. Dio a sus escritos un impulso de contenido lírico. Egresada de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y diplomada en Artes de la Universidad de Lowrce, de París.
Aída Cartagena de Portalatín publicó de poesía: Víspera del sueño, Del sueño al Mundo, Mi mundo el Mar, Una mujer está sola. Llámalo verde Novela Escalera para Electra, La tarde en que murió Estefanía. Ensayos. Cultura Africana Rebelde con Causa, Narradores dominicanos.
En 1961 crea Brigadas Dominicanas y La Colección Baluarte en las que emprende la tarea de hacer conocer la literatura de protesta al gobierno de Trujillo. Pública Vísperas del sueño. Del sueño al mundo y Llámalo verde en la colección El Desvelado Solitario de Poesía Sorprendida. En la Colección La Isla Necesaria aparecen sus obras Mi mundo el mar, José Vela Zanetti y Una mujer está sola. Brigadas Dominicanas publica sus obras Escalera para Electra y La voz desatada. Murió en Santo Domingo el 3 de junio de 1994.
Manuel Rueda, nació en San Fernando de Monte Cristi, el 27 de agosto del 1921. Pianista, poeta, ensayista, dramaturgo, músico, crítico, folklorista y en el género lírico, excelente sonetista. Rueda, artista sumamente versátil es colaborar en La Poesía Sorprendida a la vez que celebrado concertista. Ha publicado una obra muy extensa que incluye: Las noches y Tríptico 1949, Santiago de Chile: Las noches, 1953, Colección La Isla necesaria: La trinitaria blanca, Premio Nacional de Literatura, 1957 La criatura terrestre, 1966; Adivinanzas dominicanas, 1970; Conocimientos y poesía en el folklore, 1971 y otras.
Lleva el tema negroide a su creación “Cantos de la frontera”, extenso poema publicado con el cuaderno “La Criatura Terrestre”. Insertó en la poesía un “tema modular” hasta ese momento sólo tratado por pensadores políticos y sociólogos y que atañe a la esencia misma de la nacionalidad dominicana, los motivos negroides, son sustancias de profunda meditación, pero con cierto aire esperanzador. “Cantos de la Frontera” viene a ser en la poesía dominicana “Un Muestrario de Poesía Social”.
En sus obras Rueda revela el paisaje, la tragedia, la aridez la soledad y el desamparo de su norte natal. Además ha incorporado a la Poesía Dominicana una nueva y variada temática que es recogida y continuada por poetas más jóvenes. “Visita a un centenario abandonado” abarca la interpretación de temas religiosos y mágicos, así como otros destinados a iluminar nuestra más intima realidad.
Verso libre
Vigil Díaz introduce la modernidad al crear el verso libre y el poema en prosa con sus libros Góndolas (1912) y Galeras de Pafos (1921). Después de él, la poesía dominicana vive otro gran momento representado por Domingo Moreno Jiménez, al fundar, junto al filósofo Andrés Avelino y al poeta Rafael Augusto Zorrilla, el postumismo, en 1921.
De regreso a la República dominicana fundó el Vedrinismo, primer intento de movimiento literario de vanguardia en la República Dominicana que abogó por la introducción del verso libre a la poesía nacional. A pesar de ser el único representante del Vedrinismo, Vigil Díaz logró, con la publicación del poema "Arabesco" en 1917, que la poesía dominicana diera sus primeros pasos hacia la modernidad (Gutiérrez, 1998).
Redactan un manifiesto en el que niegan las vanguardias y favorecen una poesía de carácter nacionalista que rescate el color local, el paisaje y la identidad del hombre dominicano. Con el postumismo la tradición poética dominicana se renueva y sacude para incubar nuevas voces que la fortalecen.
La forma de plasmar los sentimientos, sin rima, sin ritmo y con furos, es el versolibrismo.
Es expresar en lírica, en épica, sin regla alguna, pero el poeta libre debe de coordinar para hacer su historia, una maravilla.
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